Liderazgo sistémico

El liderazgo sistémico: la asignatura pendiente

A pesar de la crisis económica y de la precariedad laboral, hay un elevado número de personas que deja voluntariamente el puesto de trabajo.

Un estudio de la Asociación Americana de Psicología demuestra que el 50% de los encuestados afirma que se sienten invisibles ante sus jefes y confirmaron que buscarían un empleo nuevo ese mismo año. Por encima de las compensaciones económicas, los trabajadores que se sienten valorados son sin duda los más productivos, los más comprometidos y los más sanos.

 

Hablar de liderazgo es urgente porque la realidad manda

Y la realidad nos está queriendo mostrar el camino, pero seguimos resistiéndonos a caminarlo. Todos.

Miremos donde miremos, podemos constatar a diario lo frustrante que resulta observar que, aquellos que querríamos que fuesen nuestros referentes, nos decepcionan a menudo a la hora de liderarnos.

En los tres últimos años, el número de personas que ha dejado voluntariamente el trabajo se ha multiplicado por cinco en España (fuente: “Informe ¿Por qué se van?”, observatorio español Future For Work Institute). En la gran mayoría de los casos las salidas voluntarias tienen que ver (por este orden) con la calidad del liderazgo, con el desarrollo profesional y, en menor medida, con el salario.

En las encuestas de valoración popular, atendemos a subidas y bajadas en la popularidad de los líderes políticos que deberían representarnos y tomar decisiones que afectarán a nuestro día a día durante 4 años.

Liderar no es fácil, nunca lo fue, pero es una decisión de vital importancia por el impacto y las consecuencias que ello conlleva. Por eso mismo, la capacidad de liderar y las competencias necesarias para hacerlo satisfactoriamente deben ser revisitadas y ajustadas a los tiempos que vivimos. Y aquí señor@s, igual que decimos “el que no sabe cuidar, no debe tener” cuando hablamos de adopciones de mascotas, podemos afirmar también que “el que no sabe liderar, no debe tener seguidores”, así de rotundo.

Y hoy en día, ¿qué es saber liderar?

Saber liderar

Estamos siendo testigos de un cambio de paradigma en materia de liderazgo. Hemos de reconocer que son tiempos interesantes por las dinámicas que se están dando en nuestra sociedad en multitud de ámbitos. ¿Cuándo antes hemos visto a las mujeres salir a la calle como lo hicieron el 8 de marzo de 2018? ¿Cuándo antes hemos presenciado la persistencia de 8 millones de pensionistas para que se escuche su voz? ¿Cuándo hemos visto movilizaciones que cuestionan sentencias judiciales como ocurre hoy? ¿Cuándo en nuestra historia más reciente hemos vivido la división social y la polarización radical que se vive hoy en una parte de España?

 

Todo se crea o se destruye gracias al liderazgo

John Maxwell, autor de “Desarrolle el líder que hay en usted”, describía en esencia el cambio de paradigma que ocurre hoy. Ese cambio atiende sencillamente a que el liderazgo clásico, autoritario y egocéntrico ya no funciona o, mejor dicho, dura lo que dura.

Nuestros líderes no están queriendo aceptar y trabajar este cambio de paradigma y en esa resistencia estamos perdiendo todos. El coste de oportunidad es altísimo, a nivel de retención de talento, emocional, económico y de progreso para la organización.

El líder que intente mantenerse en su puesto solo por el cargo y porque “yo lo digo” conseguirá un ejército de soldados dóciles, de lobos con piel de cordero y de rebeldes reivindicativos que perpetuarán una cultura organizacional pobre y doliente donde las personas o bien querrán irse o darán el mínimo queriendo obtener el máximo. Así, el entorno exterior acabará decidiendo el futuro de la organización. “La cultura se come a la estrategia para desayunar”, como bien apuntaba Peter Drucker, padre del Management como disciplina.

Aún existen muchas formas de funcionar que responden a este estilo de liderazgo. El grave error que se comete liderando de forma autoritaria y reactiva es ignorar la naturaleza y esencia del ser humano, tal y como escribió Victor Frankl en “El Hombre en busca de sentido”:

Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal que debe afrontar frente al destino – para decidir su propio camino”.

Es decir, no siempre podemos elegir lo que nos ocurre, pero siempre tenemos la capacidad de decidir cómo responder a esas circunstancias.

Esto es relevante si tenemos en cuenta que las relaciones humanas se basan en el ciclo de petición-promesa (lo que yo te pido y lo que tú prometes que me vas a dar) y en el frágil equilibrio entre el dar y recibir, siempre con el objetivo de conservar la máxima de ganar-ganar para que la relación o el grupo encuentre la manera de auto-regularse y siga existiendo.

 

Cuando las necesidades básicas se desequilibran ocurren dos cosas: la otra parte se somete o se rebela

Sumisión o rebelión

Cuando alguien se pone en pie como ser humano dentro de una organización, no hay quien le pare. Cuando lo hace un grupo lo suficientemente grande durante el tiempo suficiente es capaz de provocar cambios históricos. Si no nos creen, enchufen su televisor o revisen la historia.

Un líder consciente y atento es capaz de detectar a tiempo estos cambios de marea y adaptar el rumbo para que el barco no zozobre y los marineros no quieran abandonarlo.

¿Qué es un líder consciente y atento? El que mantiene una mirada sistémica. El que no pone el foco en “quién le ha dicho qué a quién”, sino más bien en aquello que está intentando ocurrir. Así, los conflictos son formas que tienen las relaciones de manifestar una necesidad de cambio. Este es uno de los principios de la Inteligencia Relacional desarrollada por Faith Fuller y Marita Fridjon.

Si nos enzarzamos en argumentar sobre los hechos (qué, quién, cuándo) no estaremos mirando al problema de frente, no estaremos liderando sino más bien siendo reactivos.

Y esto, por desgracia, es lo que ocurre hoy en materia de liderazgo en el mundo empresarial. Nosotros constatamos a menudo con muchos de nuestros clientes esta realidad y trabajamos codo con codo, sudando la camiseta con ellos para generar cambios de cultura que perduren en el tiempo.

 

¿Qué está intentando resolver este problema?

A menudo les decimos a nuestros clientes que se hagan esta pregunta ante un conflicto. Los problemas no son problemas, son síntomas que apuntan a soluciones de algo que no está funcionando bien. La historia nos ha enseñado que las crisis, palabra que en japonés se compone de dos caracteres: peligro y oportunidad, son momentos de cambios inherentes a la realidad cambiante y en constante evolución. Así pues, es normal que algunas formas de funcionar que antes eras útiles y válidas en otras circunstancias, hoy no lo sean. Los líderes que sean capaces de mirar desde este lugar verán oportunidades de cambio y avance en vez de amenaza y ruptura.

De modo que aquellos que REALMENTE quieran ser ejemplo de liderazgo, solo tienen dos opciones ……o bien beber de aquellos que fueron y son ejemplos de liderazgo positivo o bien formarse en el arte de liderar para ejercitar ese musculo que todos tenemos y que se llama: influencia. Al final y al cabo en eso consiste el liderazgo, en el arte de saber influir en los demás.

Autora: Bárbara Bermúdez

2 comentarios en “El liderazgo sistémico: la asignatura pendiente”

  1. Miguel Ángel

    Excelente artículo.
    Hay mucho trabajo por delante.
    El Nuevo Líder es muy escaso en la mayoría de las empresas.

    1. Roberto Garrido

      ¡Indudablemente! Esperamos contribuir con artículos como este y nuestro trabajo a cambiar esa situación poco a poco.

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